Tu discurso me aburre

Por mi actividad profesional debo acudir a Eventos, Charlas, Conferencias, Presentaciones y Saraos varios donde una o varias personas nos ilustran con un discurso más o menos largo, y muchas veces más o menos preparado.
Creo que me he vuelto exigente ya que mi Satisfacción, que según dijo un orador al que fui a escuchar hace poco,  era mis Expectativas menos la Percepción, y en muchas casos no llega ni a grado medio. ¿Sera que tengo muy altas mis expectativas?
 Nuestras agendas cada día están más apretadas y el hueco que hacemos para escuchar a un orador queremos que sea lo más eficaz posible y que merezca la pena.
¿Qué buscamos que contenga un discurso?. En mi caso que me sorprenda, que me divierta, que me diga cosas nuevas, que me haga reflexionar, que sea interactivo, que no se me haga largo ni corto, que me haga prestar atención de tal manera que me evade de mi realidad durante ese rato, que utilice elementos nuevos y que pueda recordarlo, aunque sean algunos detalles.
Un profesor del Instituto me dijo, ya hace años, que los discursos que no mueven corazones empiezan a mover culos. Él se refería a los inquietos que nos ponemos cuando nos aburrimos ante una charla. Ahora se empiezan a mover los teléfonos móviles a los cuales miramos compulsivamente para ver si nos puede salvar del tedio.
Partiendo de la base que en las Presentaciones a las cuales asistimos suelen ser dadas por un Experto, que os aseguro que no siempre es así, su nivel de conocimientos con el tema no siempre está relacionado con que sepa realizar una buena Presentación. Es muy raro los casos en los que alguien que se atreve a hablar en público delante de un número de personas no conozca del tema en cuestión, aunque los hay. Pero rápidamente se nota si se ha preparado la presentación o bien si está acostumbrado a realizarlas. Una de las ultimas a las que asistí empezó de la siguiente manera “Ruego nos disculpéis pero nosotros (eran 2) somos Informáticos y no sabemos hacer presentaciones en público” ¡¡¡Horror¡¡¡ se mascaba la tragedia. Si nos hubieran permitido poder salir de la sala sin que sea una falta de educación la mayoría lo hubiésemos hecho ante tal anuncio de intenciones.  Aunque el efecto fue contrario, nos esperábamos lo peor y luego se defendieron bastante bien. ¿Estaba previsto?. Creo que no, eran sinceros con sus intenciones y se fueron satisfechos de lo que hicieron. Su formato es que hicieron una teatralización de uso de su producto que resulto, en algunos momentos, divertida, y en otros momentos fue ilustrativa.
Hoy mismo me he prometido a mí mismo que no vuelvo a ir a la presentación de un Estudio “pormenorizado” realizado a diferentes empresas, y mucho menos después de comer. ¡¡¡Al que asistí fue infame¡¡¡. Entre el monótono aburridísimo del orador y que se puso a leer en la pantalla las estadísticas, el tiempo de duración fue eterno. Menos mal que los teléfonos móviles acudieron para ayudarnos. ¡¡¡Fue soporífero¡¡¡.
La reflexión que me hago es ¿Pueden ser más entretenidas las presentaciones?. Y no es que un orador se ponga a imitar a Chiquito de la Calzada, es que pueda meter notas de humor y de entretenimiento en su discurso. Os aseguro que funciona. En mi compañía hemos diseñado Cursos de Comunicación con Humor y, además de pasarlo estupendamente, se nota que se cambia la manera de presentar. El calado en el participante del curso es tal que ya no se plantean realizar presentaciones o comunicarse un público de otra manera que no sea metiendo elementos de humor en su discurso
Unos ruegos, estimado orad@r. Mi tiempo es muy valioso, me gustaría rentabilizarlo, y además le pido que me evada durante un momento de mi realidad, si es posible que me aporte algo y sobre todo que pueda recordarle (aunque en el caso del señor del estudio creo que le recordare durante mucho tiempo). Si además lo que me dice me aporta algo y me sirve para mi vida profesional y personal, usted se transforma en un referente para mí. Hablare bien de usted y le diré a todo el mundo que es estupendo y que vayan a verle si pueden. Pero por favor, sobre todo, sorpréndame. Recuerde que me he trasladado para escucharle, que seguramente he realizado un hueco en mi agenda, posponiendo algunas de mis tareas,  y que, sobre todo en los primeros minutos, me va a costar prestarle atención porque estoy pensando en “mis cosas”. Si usted logra llegar a mi corazón seguramente le “comprare” su idea, producto, servicio o su persona. ¿Es mucho pedir?
Dentro de las herramientas que utilizamos en el Curso de comunicación está la de contar una anécdota personal que haya sido graciosa. Os aseguro que las personas tienen cosas muy divertidas que contar ¿Por qué no utilizamos esto en nuestros discursos?. Las anécdotas divertidas y vividas son más recordadas que los discursos con los mayores conocimientos posibles. Otra forma de generar anécdota, y por tanto recuerdo, es enseñar un objeto que nos llame la atención. Hace poco observe como un orador muy reputado se ponía un sombrero que le hacía parecer ridículo, pero su intención era ilustrar su discurso con un recuerdo para poder tener nuestra atención, que por supuesto consiguió.
Golpes de efecto, cambios de tono, teatralización, videos entretenidos e ilustrativos, trucos de magia,…. Todo esto puede aportar que una Presentación, seguramente muy experta, pueda llegar a nuestro corazón. Os aseguro que los Cursos de Comunicación con Humor consiguen este propósito, y además lo pasamos estupendamente. ¿Te animas?

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