Equipos ganadores de alto rendimiento. El ejemplo de los Detroit Pistons

Las similitudes entre equipos deportivos y equipos de empresa de alto rendimiento suelen ser muy fuertes y con características comunes asombrosas.
Un reportaje sobre los Bad Boys el equipo de los Detroit Pistons que triunfo durante los finales de los 80 y principios de los 90, y que recorre los resultados del equipo donde se alzaron con los títulos de Campeones del Mundo de la NBA en 1989 y 1990, me puso sobre la pista de cómo se comportan los equipos de alto rendimiento que pueden llegar a alcanzar resultados espectaculares.
Sin que ninguna fórmula sea mágica, si es cierto que podemos observar en estos equipos formas de comportamiento muy similares a la hora de afrontar el Éxito
Se comportan como una familia

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Los Detroit Pistons, junto a su entrenador, se comportaban como una familia
En el campo fueron acusados de duros e incluso de salvajes. La característica más marcada es que cuando la tensión alcanzaba niveles altos, se protegían entre ellos como si fueran hermanos. Nadie se quedaba solo en la pelea, eran solidarios en las ayudas en el juego, y se movían y tenían signos como algunas familias o pandillas callejeras que se autodenominan “la familia”
El cariño, el apoyo en los malos momentos y el ir a la lucha unidos eran algunas de las características que este grupo llego a alcanzar.
Al igual que pasa en algunas empresas, cuyos componentes de algunos equipos de alto rendimiento se comportan y tienen gestos “familiares”
Se construyen con el tiempo

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Un equipo de alto rendimiento no surge de un día para otro. La unión de muchas personas de alto nivel no hace un equipo. A veces vemos como equipos de futbol se construyen a golpe de fichajes millonarios y los resultados no llegan a alcanzarse. ¿Por qué? La razón es que los equipos de más alto nivel necesitan un engranaje, un conocimiento, un afecto entre ellos, una forma de entenderse y un cariño que les hace tener un objetivo común y la misma pasión.
Los Pistons era un grupo de algunos buenos jugadores con otros roles necesarios para consolidar un grupo extraordinario cuando estaban alineados en el objetivo.
Necesitan engranaje

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Los Detroit Pistons fueron armando un equipo quitando y sumando piezas hasta conseguir un engranaje, no solo de juego, sino con un núcleo de personas que entraron y salieron hasta que conformaron un grupo inigualable.
Dar con el conjunto de personas que se comportan, vivan y respiran de manera que forman un solo cuerpo, que estén acompasados y que reúnan una serie de roles, necesita probar, gestionar egos y poder saber quién puede distorsionar al grupo y quien es necesario para aportar.
Aquí la labor del entrenador es básica. Lo asimilaríamos al manager, que sabe lo que persigue, que necesita un resultado, y debe elegir los miembros de su equipo cuidadosamente, y se debe permitir tomar decisiones para cambiar piezas, por el bien del objetivo final.
Los lideres
En ese equipo no había un solo líder, sino varios.

Existía un líder, que era el mejor en el campo, que además daba ejemplo y al cual todos seguían. Este personaje era Isaiah Thomas
Pero también había líderes en otras áreas:

El líder productivo: Encarnado en la persona de Denis Rodman. A este jugador, al que apodaban el gusano, se le encargaba “el trabajo sucio” pero necesario. Cogía rebotes, taponaba, lanzaba el contraataque, paraba al mejor jugador rival. Representaba aquel jugador que todo equipo quiere tener. No era el más técnico, ni el que más anotaba, ni el más pulcro en sus acciones, pero la suma de todo lo que aportaba era básico para el resultado del equipo. Ese rol se debe tener también en los equipos de las empresas. Es aquel que suma sin ser brillante, que siempre está a disposición del compañero, que ayuda en todo momento, y que busca el bien común por encima del lucimiento personal

El líder silencioso: En los Pistons lo encarnaba Rick Mahorn. Era aquel compañero en el que apoyarte, que te escuchaba, que estaba siempre apoyando, que sentías su aliento, que siempre estaba en los malos momentos. Era un jugador básico. En la cancha no era de los mejores, pero hacia mejor a los demás con su presencia

El líder motivador: Aunque su figura fue muy controvertida en su momento, este era Bill Laimbeer. Se le acuso de chulo y “broncas” ya que sus peleas fueron muchas. Antes de salir a la cancha de juego su voz era la última que sonaba. Apoyaba desde el banquillo, amedrentaba a los árbitros, apoyaba a los compañeros, y era aquel que te levantaba el ánimo en los peores momentos. Capaz de salir a “partirse la cara” por un compañero. Esa persona es el que todos queremos tener a nuestro lado en una empresa o un proyecto.

Y por último estaba la figura de El Guía Espiritual, que recaía en la persona del entrenador, Chuck Daly. Este hombre sabía lo que quería, guiaba hacia el objetivo, y sobre todo sabia colocar las piezas en cada sitio, guiando a sus chicos según el momento adecuado de la temporada. Pero sobre todo destacaba su capacidad de escucha. Pedía opinión a sus jugadores, sobre todo a sus líderes, y eso no le hacía perder autoridad, sino que muy al contrario la reforzaba. Eso sí, la última decisión siempre era suya. Era aquel que desde la humildad podía entender otras opciones y opiniones con el punto de mira puesto en el objetivo y no en los egos.
El manager de empresa de hoy en día quiere ser líder a secas, pero se olvida de su capacidad como Guía. . Y es este punto mucho más importante en las empresas, ya que necesitamos personas que inspiren a los demás, que sean ejemplos, que escuchen y sobre todo que guíen. ¿Quién es más importante en la escalada a una gran montaña el montañero o el guía?. Los egos de algunos managers han tapado la visión final de alguien que debe guiar a la victoria a los suyos. Este ser humano debe tener Pasión, tanto la propia como la que se transmite.
Si no has visto el reportaje, te guste o no el Baloncesto, te invito a que lo hagas y sobre todo que reflexiones sobre las conductas mostradas en cada momento por los protagonistas.
Y tú ¿formas parte de un equipo de alto rendimiento?
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