La buena mesa

Uno de los mayores placeres estando de vacaciones es poder saborear de los lugares donde puedas disfrutar tanto de los sabores como del ambiente de una buena mesa
Por mi trabajo suelo comer todos los días fuera de casa (como la mayoría supongo) y muchos de ellos en restaurantes. Sea por la celeridad del día a día, o bien por la tensión que supone una comida de negocios, en muchas ocasiones no logro disfrutar de la comida como a mi me gustaría. Y eso que puedo decir que he comido en muchos y variados sitios, con diferentes ambientes y tipo de sabores y presentaciones. Pero es en vacaciones cuando mas degusto y disfruto.
Es por ello que suelo elegir lugares que reúnan ciertas características. Buena temperatura ambiente, no me gustan los sitios donde haga mucho calor o mucho frió, destacando los aires acondicionados en esta época del año. Es primordial que no estemos preocupados por la temperatura ya que inhiben al resto de los sentidos. Tanto si el local es cerrado como al aire libre, que lo que veas te inunde de sensaciones. Disfruto al aire libre con vistas sugerentes y que me llenen de luz y colores. En el caso de que el local sea cerrado me gustan los ambientes decorados de manera sugerente. Aun no entiendo muy bien lo de la decoración minimalista, que suele coincidir con pocas cosas que no suelen sugerir nada. Para el sonido ambiente no soy tan exigente, aunque prefiero un lugar donde se pueda dialogar, que es uno de los placeres en una comida, sin tener que dar voces o elevar el tono de voz. Aunque tampoco me gustan los sitios donde hay mucho silencio y al hablar parece que estas molestando a los demás como en una biblioteca, será que mi tono de voz es elevado y suele destacar. Si  a través del sonido ambiente suena el mar o la naturaleza forma parte de algo idílico.
La compañía suele ser importante. Me gusta compartir mesa y mantel con alguien con el que se pueda dialogar, donde no haya silencios incómodos, y donde la tertulia vaya más allá de la comida. Creo que el momento de sentarnos en la mesa es para tratar temas con profundidad. Quizás porque es en vacaciones cuado me gusta probar el vino en todas sus clases, olores y colores, y eso anima a los sentidos y facilita la tertulia. Me gusta que las personas que están a mi alrededor se expresen sin tapujos, sin medir las palabras, sin miedo al que dirán, diciendo lo que piensan y sienten, sin miedo a ser juzgado ni siendo juzgadores.. Es por eso que un buen vino abre las mentes y dispara la lengua para poder amenizar cualquier tertulia llevándola a la discusión mas profunda y amena, sin perder el respeto.
Respecto a la comida me gustan los sabores y olores, pudiendo darse la ocasión de la comida más tradicional con la comida mas moderna e imaginativa. No busco que me sorprendan, pero si que acompañen el momento con algo que me haga disfrutar. Agradezco que la mezcla de vino y comida sea acertada y es por ello que busco el consejo del experto.
Intento no saciarme, sobre todo al principio, para que pueda terminar la comida con un postre acertado y sin la sensación de haber satisfecho las ordenes de mi cerebro reptiliano, que me pide cada vez mas alimento. Para ello es importante la tertulia y el poder dialogar mientras se come, para así poder disfrutar de ambas cosas.
Llevo un par de dias de vacaciones y ya he podido disfrutar de algunos sitios que reúnen las mayoría de las características que he descrito. He de destacar que existen algunos lugares que no tienen nada que envidiar a los mejores restaurantes que conozco y que son joyas escondidas en lugares que no suelen estar masificados. Se trata de cocineros, como mi amigo Juan Carlos, en la zona del Sur de Tenerife, que mima con esmero su cocina hasta trasladarte a sabores reconocibles y otros que te transportan a lugares distintos. Su cocina es tan creativa como tradicional y es esa mezcla la que le da un éxito en sus platos. Pero sobre todo destaco el amor y paciencia que le dedica a todos sus platos, y el sentido de crítica que suele compartir con el comensal en su afán de mejora.
Espero poder disfrutar de buenos momentos que seguramente harán que me lleve unos kilos de mas, no en la maleta, pero si en mi ama.

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